Primer jueves de abril, 2ª Jornada de la Primavera de Microrrelatos Indignados. Propuesta que nació de Miguel Torija y Rosana Alonso y a la que se van sumando nuevos microrrelatistas. ¿Para qué? Para denunciar el avance de la desigualdad social, las injusticias, los abusos de poder, las humillaciones colectivas, las corrupciones impunes o la desprotección social que en los últimos tiempos estamos padeciendo.
La 1ª Jornada se llevó a cabo el 1 de marzo, entonces contribuí con tres aportaciones. Para leerlas, clic aquí.
Y ya os dejo con mi participación para esta 2ª Jornada.
Recortes
Al llegar del colegio, Mario fue corriendo a lavarse las manos, las tenía sucias de pinturas de colores. Después, acompañado de los rugidos de su estómago, preparó la mesa para comer: los platos más brillantes que nunca, la copa de vino grande para su papá, la servilleta de Spiderman para él y los cubiertos bien colocados para que su mamá no le regañara.
Cuando tuvo todo tintineó la botella de agua con una cuchara para llamar a sus padres.
– ¡Ya! ¡A comer!–
Se acercaron con desgana y el rostro desencajado: – Cariño, hoy comeremos sólo un trozo de pan.
Hace solo un par de años, tu relato sería ficción pero ahora bien puede ser el reflejo de algunos hogares (cada vez más).
ResponderEliminarUn abrazo,
Joooo que tristeza...Y saber que es real en muchas casas me parte el corazón.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Es una situación a la que muchas personas por desgracia, están llegando y qué poco hacemos por remediarlo...
ResponderEliminarMe ha gustado tu indignación. Yo he dejado hablar a las "Pancartas"
Besicos
Estamos llegando a realidades que chocan contra nuestros ojos como si fueran irreales; pero son tan reales como una enfermedad.
ResponderEliminarUn saludo.
Puñetazo directo a la boca del estómago. Pobres críos, no saben aún el futuro que les estamos dejando...
ResponderEliminarUn abrazo, David.
PD. Qué bien que me hayas comentado, pues tu aviso, y lo he arreglado varias veces, se me queda siempre abajo y no lo veo. Y cuando me acuerdo, voy a buscarlo. Seguiré inténtandolo.
Por favor, qué cosa más triste. Esto hay que cambiarlo.
ResponderEliminarAbrazos indignados.
Siempre encontrarás alguien que diga que exageras. Mándale leer a Delibes, a Matute.
ResponderEliminarDavid, impresionante escena la que presentas. Tanto que duele. Me imagino la cara de los padres y el sentimiento de impotencia por no poder llevar a la mesa más que un trozo de pan. Espero que las situaciones que se viven por ahí no se asemejen a esta escena, sería muy triste.
ResponderEliminarNos toca luchar.
Abrazos.
Ya hay familias que están en ese extremo y que pueden comer gracias a los comedores sociales y organizaciones solidarias. La realidad siempre supera la ficción. Un abrazo.
ResponderEliminarBuena iniciativa. Triste escena la que se creía lejana en ciertas zonas del mundo. Saludos
ResponderEliminar¡Menudo golpe! Pero no es ficción, está pasando, aquí mismo, en nuestras calles, en el edificio en el que vivimos. Lo has costado con las palabras justas.
ResponderEliminarBesitos
Gracias por participar.
ResponderEliminarTu relato nos va llevando suavemente hasta el bajonazo que nos espera al final.
Nos vemos en la alambrada el 3 de mayo.
David: Me has hecho sentir como si la desertificación de África ya estuviera en nosotros. Y no me refiero al desierto.
ResponderEliminarFelicidades por esta excelncia :-)