Con nuestro mecánico de confianza nunca habíamos tenido ningún problema. Antes de viajar, una pertinente revisión en su taller nos garantizaba la puesta a punto de la máquina.
Hoy hemos iniciado a pesar de la crisis las ansiadas vacaciones de Semana Santa; unos días nos irán bien. Llevamos doscientos kilómetros cuando escucho un traqueteo venido de mi derecha. Mi mujer libera unos vocablos ininteligibles mientras empiezo a oler a quemado. La miro de reojo y de repente, entre el humo, salen disparados varios tornillos de su cabeza. En cuestión de segundos, un amasijo de piezas ocupa su asiento. Y las instrucciones… ¡olvidadas en casa!

Dios,
ResponderEliminar¿pero tienen instrucciones? Jajaja
Bueno, igual sirve al revés también.
Abrazos desconsolados
Buenísimo, lo que parecía una situación cotidiana que nos ha pasado a todos, deriva en ciencia ficción del más puro estilo Asimov. Lo de las instrucciones no tiene precio, siempre pasa, cuando hacen falta, nunca las llevas encima. Un abrazo.
ResponderEliminarDavid, ¡Menudo contratiempo! Me has trasladado a Inteligencia Artificial y a esos robots humanizados que se descomponían. Al menos después del estropicio se solucionaría todo, ¿no?
ResponderEliminarBuen ejercicio.
Un fuerte abrazo.
Los vocablos ininteligibles de tu mujer me suenan, a mí también me suele pasar, jaja saludos
ResponderEliminarPues mira... me alegro, eso te pasa por no ponerlo todo en condiciones... haberla llevado al mecánico!!
ResponderEliminar:)
Besicos
Divertido, sorprendente, muy bueno.
ResponderEliminarTriple de abrazos.
Uinssss qué despiste!!! ¿O no?...
ResponderEliminarMe ha gustado jejejej
Besos desde el aire
Lo importante, como en todo producto, es tener un buen servicio de post venta... Genial micro, Indio!! Saludos van
ResponderEliminarSiempre nos olvidamos algo.
ResponderEliminarMuy divertido, David. Me parece brillante el extrañamiento con que consigues la sopresa final que encaja todas las piezas.
ResponderEliminarMis aplausos.
Un abrazo,
Muy buen guiño, David, la palabra "máquina" es clave, no dice, pero comienza a decir. Al final llega la sorpresa.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo.
HD
Jajaja, qué bueno, David. Es una escena genial. Me has gustado cómo llegas al final pensando en el coche. Una sorpresa muy bien llevada, sí señor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las instrucciones siempre hay que llevarlas en la cabeza...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
No me lo esperaba, el desarrollo es tan bueno que me has pillado de lleno. Enhorabuena, y además el micro toca las relaciones hombre y mujer a lo Woody Allen.
ResponderEliminarAbrazos.
Jajaja, no me lo esperaba, sorprendente el final. Muy bueno.
ResponderEliminarBesitos
Supongo que eres mi niño y yo tu madre. Si es así, enhorabuena, en pocas palabras nos has definido perfectamente, creo que a veces, para entendernos, deberíamos llegar a este mundo con un Manual de Instrucciones.
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