Los petardos y los cánticos de apoyo a los campeones por el triunfo de ayer; el cumpleaños feliz dedicado al pequeño de los vecinos y las sillas
rayando el suelo de un lado a otro; la alarma que avisa de que me faltan diez
minutos para salir hacia los Juzgados; el agua de la cisterna del váter; el impacto
de las chanclas al caer lanzadas al
suelo; el taconeo de mis zapatos al bajar por las escaleras; los jadeos de mi
respiración; el portazo al salir a la calle; los acelerones de mi coche; el
timbre del portero automático al llegar; los gritos de mis hermanos que
reclaman su parte de la herencia y
los latidos desbocados de mi corazón al recordar que durante los cinco años de
la enfermedad de nuestro padre, ni apoyo ni consuelo. De estos mal nacidos, tan
sólo un rotundo silencio.
David, cuanto movimiento tiene tu relato, es un no parar. En cuestiones de herencia siempre hay egoístas y agraviados, los que estuvieron y los que no.
ResponderEliminarLa cuestión es no dejar nada o atarlo antes de la muerte del susodicho.
Un abrazo.
Suele suceder...
ResponderEliminarA ver si el abogado los cruje.
Abrazos
Leer ruidos, todo un placer.
ResponderEliminarMe gustó, me gustó.
Un saludo.
Ruído donde antes hubo silencio y ausencia. Qué pena, pero qué bien que el padre, al menos, no pueda ver ya el retorno de los cuervos.
ResponderEliminarEnhorabuena, David.
Es un micro muy dinámico que luego contrasta de forma muy eficaz con el final, ese silencio de los cuervos esperando recoger sus objetos brillantes. Pasa mucho, muchísimo. Un abrazo.
ResponderEliminarEs el silencio del final lo que da valor a todos los demás ruidos, me ha gustado mucho cómo lo consigues.
ResponderEliminarSaludos:-)
Bien buscado el contraste de los ruidos con ese silencio ensordecedor también del resto de la familia. Vaya cuervos. Saludos
ResponderEliminarEl silencio es agradecido tras el ruido. Como la tempestad y la calma.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Llego tarde, pero llego, David.
ResponderEliminarEste es un micro tremendamente sonoro, que a través de los ruidos cotidianos nos dibuja el destino del protagonista. Muy buena técnica.
Un abrazo.
Coincido con la dinámica, el ritmo, y destaco ese silencio del final que, paradójicamente, me parece el ruido más atronador de todos los descritos.
ResponderEliminarAbrazos.
Luchar, luchar y seguir luchando. Ahí estamos, apoyando. Muy buena tu aportación, Indio.
ResponderEliminarAbrazos al por mayor.