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domingo, 9 de junio de 2013

Habitación 231



Princesacabizbaja no mira a los ojos cuando le hablan, pareciera timidez pero no lo es. Tampoco mala educación. Aprendió a observar los zapatos de la gente como reflejo defensivo que le ayudara a evitar los rostros de la cruda realidad.
Princesacabizbaja recuerda que los ha visto de mil tipos, de cordones, con velcro, de tela, de charol, con punta fina y redondeada, de marca y sin ella, deportivos, para los domingos, con olor y sin él, de tamaño discreto y enormes, incluso de tacón fino. Los suyos están desteñidos y con la suela raída.
Hoy mientras su madre abre la puerta para salir de la habitación sin mirar atrás escucha las pisadas cada vez más intensas de unas botas de piel acompasadas con unos cascabelillos que las hace perfectamente reconocibles. Princesacabizbaja tiembla, cierra los ojos y piensa que ojalá sea la última vez que su madre la encierra con desconocidos.

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Este micro participó en el III certamen de relato corto... para mesilla de noche en el mes de mayo bajo el tema las princesas. Para leerlo in situ clic aquí

5 comentarios:

  1. David, un cuento sin princesas, al que me atrevería a denominar, con tu permiso, de antiprincesas.

    Conmueve y te golpea ese final que redondea el microrrelato.

    Abrazos.

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  2. Buena vuelta de tuerca final, indio. Madres madrastras que mandan a sus hijas al matadero.

    Abrazos con la barbilla alta.

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  3. Amigo David, este es el final de los cuentos tal com o se entendían. Con esa desmitificación lenta pero sin parar y ese final propio de un monarca logras cautivar.

    Saludos

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  4. Cuento duro, pero a veces la vida es así. Buen cambio de dirección al tema propuesto de princesas. Saludos

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