Se
alzaba la luna en todo lo alto de cielo y el viejo guerrero seguía sin
pronunciar palabra ante los suyos, que aguardaban pacientes un consejo. Sus
vidas cambiarían mucho con el casino, pero no todos servirían para los nuevos
tiempos. De pronto, sin demasiada prisa, como solía ser su costumbre, se alzó y
le entregó un cuchillo a su hijo varón.
—Cuando mañana miréis a Madre Luna, yo
también estaré mirándola al otro lado del valle, y así estaremos juntos aunque
separados por las montañas.
Todos
comprendieron que no volvería, pero no trataron de retenerlo, porque, como Madre
Luna, cada cual tiene unas fases que respetar.
Gracias Juan Manuel por participar. Suerte.
ResponderEliminarBlog:
http://juanmanuelsachezmoreno.blogspot.com
Si alguien quiere hacer un dibujo, ilustración de este microrrelato será bienvenida, si consigo que haya una para cada uno los podría añadir en el archivo pdf preparado con todos los micros presentados.
Un saludo Indio
Mitakuye oyasin
Has acertado de pleno, David, con la imagen que ilustra el relato.
ResponderEliminarGracias y un saludo
JM
Excelente¡¡¡
ResponderEliminarBesos,
tRamos
Olé, JM, sí es que tienes unos micros que hay que respetar y aplaudir.
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