En mi caminar, resulta extraño
encontrarme con tantos pueblos a los que se les ha tragado la tierra. Ésta,
lejos de engordar, parece digerirlos a la perfección. Tan sólo deja algunos
restos inorgánicos en su superficie: las paredes en ruina de algunas casas y algún
que otro grito de ayuda atrapado entre dos mundos y apenas perceptible los días
de niebla.
* Aunque la temática no es la misma, este micro surgió a partir de otro que añadió Esteban Dublín en su blog.
Me gustó mucho, David, esa tierra devoradora de pueblos.
ResponderEliminarTriple de abrazos.
La imagen de los gritos pidiendo ayuda atrapados entre dos mundos es muy buena. Enhorabuena. Saludos
ResponderEliminarCuando paseo por pueblos abandonados, que conozco bastantes, siempre me inundan las ganas de escribir algo, pero .... acabo andando a paso rápido ante cualquier chasquido de una rama como si se percibiera en el ambiente que entre esas paredes derruidas ...aún ...queda un último aliento estremecedor.
ResponderEliminarTu micro me ha recordado esa sensación y el título : confirma mis sospechas. ;)
Un abrazo.
Maravilloso, David. Así como este surgió del que leíste en mi blog, el mío surgió de una crónica del periodista colombiano Juan Gosaín, quien escribió acerca de un pueblo que ha sido robado por sus gobernantes en varias oportunidades.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Me pareció un texto cargado de imágenes, como cuando ves un vídeo más que leer un relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
HD
A veces la tierra hace mal la digestión. A veces sus pueblos piden a gritos una ayuda o, al menos, una pizca de justicia histórica.
ResponderEliminarUn saludo.
Un texto corto pero cargadito de muchs imágenes. Distinto al de Esteban, igualmente bueno.
ResponderEliminarBesitos
Coincido con Humberto. Me has hecho ver un video.
ResponderEliminarAbrazos
Aislando la triste realidad, para mi estos restos tienen un gran encanto y capacidad de evocación. de hecho fotografío muchísimos.
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