Imagen tomada de la Red
Cada 4 de marzo al pobre
Lucas le ocurre lo mismo. Sufre episodios intermitentes de mareos y vértigos que
finalizan en una emisión involuntaria de agua, muy salada, a través
de boca y orificios nasales. No le da tiempo a taparse como han comprobado hoy la profesora y los compañeros de clase, sus abuelos, varios conductores de
autobús y su mejor amiga. (Cuide usted señor lector con su pantalla por si acaso).
El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores no
se equivocó al recordar que fue un fatídico 4 de marzo cuando aconteció el
naufragio de El Virgen del Mar. Y los padres del chico iban dentro.

Genial.
ResponderEliminarNo serían lágrimas???
¡Caray! Luisa se ha adelantado con la reflexión. También pensé en lágrimas.
ResponderEliminar¡¡Muy bueno, David!!
Un abrazo,
Como dicen Luisa y Pedro, o son lágrimas, o es que en el aniversario de sus padres este es poseído por sus espíritus que vuelven desde el fondo del mar. En cualquier caso, me parece muy curioso y original la historia de Lucas, Indio.
ResponderEliminarUn abrazo,
Muy original la historia. Por el título deduzco que de alguna forma está conectado al momento de la muerte de sus padres.
ResponderEliminarBesitos
Muy original esta forma sobria, casi científica, de contar el triste aniversario del chico. Todos llevamos dentro algún naufragio.
ResponderEliminarBesos
Anda! Y lo peor es que el 4 de marzo para Lucas siempre estarán marcados por agua de mar. Pobre. Saludos
ResponderEliminarEl agua salada, lágrimas y mar para añorar a los seres queridos.
ResponderEliminarMuy bien elegido el título.
Abrazos sequitos.
Muy original sobre todo en le título y en la forma de llevar el relato.
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