Mamá elige las mañanas, con la salida de los
primeros rayos de sol consciente de que papá entonces ya ocupará su puesto de
trabajo. Papá en cambio, prefiere las tardes, cuando mamá se va con las amigas
a tomar un café o de compras o a pilates. Sus acompañantes siempre entran y
salen por el garaje; rara vez lo hacen por la puerta de entrada. Creo que no
saben que escucho sus juegos ni los crujidos del desgastado somier. Aunque
cuando más disfruto es al sentarnos en la mesa para cenar: me miran, en
silencio, sorprendidos por mi presencia como si fuera un extraño. Y aunque la
comida se les hace un bolo, no dicen ni mú.
Fuertes vientos y chubascos que irán remitiendo
Hace 6 horas
16 comentarios:
Me da miedo romper ese silencio en la mesa... vengo sin cuchillo. Quería decirte que una rana de estos lares saltó a la charca (www.charcaderanas.blogspot.com), espero que se sienta a gusto.
saludillos croados
¡Soberbio, David; realmente soberbio!
Una pieza en la que la intensidad emocional viene dada por un uso brillante de una tensión narrativa que se agita en el fuelle argumental de la historia. La indeterminación al respecto de la situación del narrador (¿está vivo? ¿está muerto?), hace que logres una construcción del personaje destacable.
Es de esos micros de los que a uno le gustaría ser el autor.
Un abrazo,
Mucho misterio entre la mañana, la tarde, la cena. Potente en el ritmo, en lo que escondes. En lo que esconde esos dos. O esos tres...
Un saludo.
Todo es cuestión de organizarse. Final silencioso y abierto. Saludos
No me extraña que les descoloque su presencia, al fin y al cabo es lo único que les recuerda lo que quizás una vez quisieron ser, a saber, una familia.
David, inquietante ese final que deja un abanico de posibilidades muy atractivo. La escena de la mesa, en que los "culpables" guardan silencio el uno al otro es muy visual y potente. El día que se descubran no sé a quién le dolerá más.
Un abrazo.
Hola David, esto está muy bien. ¿Te importaría si un día hago un decomiso general y publico una entrada tuya en la Máquina? Un saludo JUAN
Buen micro David. Inquietante las semejanzas de sus padres, y el terror que siente frente a sus eventuales parejas.
Una perta.
Por las mañanas y por las tardes... y el chaval ahí en medio observando la película de sus vidas. Me encanta el momento "cena" cuando dices que le miran en silencio y sorprendidos. Es como el intermedio de una película de adultos en el que el anuncio versa sobre culpabilidad y desavenimiento.
Me gusta, esa voz lo dice todo.
un abrazo.
Genial. En realidad no deberían reprocharse nada, ya que los dos hacen lo mismo, aunque por ese bolo deduzco que no lo saben.
Muy bueno, David, desde el irónico título hasta ese final, es una imagen muy potente.
Besitos
Me he quedado con ganas de seguir leyendo.
Buenisimo.
Esta super genialDAVID ME HA ENCANTADO
David, me gusta mucho. La resolución de la historia es perfecta, muy precisa, inquietante. Creo, y disculpa mi atrevimiento, que sería más rotundo sin esa última frase, explicativa, y el texto terminara con ese "extraño". Insisto, brillante.
Abrazos.
Gracias a todos por vuestros comentarios, sois muy generosos.
Tremendo análisis Pedro.
Juan, decomiso permitido, todo un honor.
Agus, de atrevimiento, nada. Estos son los comentarios que me hacen pensar, que con fundamento me hacen aprender. Y tuve la duda de poner o no la frase final, siempre tengo la duda de si "peco" por defecto y queda muy ambiguo o por exceso... Para la reflexión.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Qué bueno; bueno, qué cabroncete... Es muy bueno, David. Jjajaja, imagino la carita del niño. Y la de ellos.
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