La vida apacible y serena de nuestra comunidad, se turbó el año pasado con la llegada al piso contiguo de unos nuevos inquilinos. Aunque se desconoce cómo y cuántos son. No salen de casa ni se les ve entrar nunca.
Desde el primer día comenzamos a oír gritos, al principio apenas audibles salvo cuando pegábamos la oreja en la pared. Poco a poco fueron aumentando tanto en intensidad como en frecuencia. Y a la par, eran numerosas las personas que llamaban a su timbre y entraban, desconociendo por dónde salían del inmueble.
Eran gritos de muy variada procedencia. De niños, mujeres, hombres, ancianos, de miedo, de dolor, aullidos, alaridos, de tonos graves y agudos, repentinos y prolongados, penetrantes y estridentes.
En alguna ocasión hemos intentado mi mujer y yo que nos atendieran, mas no hemos obtenido ningún resultado. Incluso también les hemos llamado con todas nuestras fuerzas desde el rellano, desde el otro lado de la pared y desde la calle. Pero nada.
Esta tarde hemos probado una vez más y como no hemos tenido suerte, hartos de esta situación, nos hemos decidido a derribar la puerta.
Una vez atravesamos el umbral, de repente, se hace el silencio absoluto. De puntillas nos asomamos a la cocina, no hay nadie; nos acercamos al salón, lo mismo. Y al llegar a una de las habitaciones, con el corazón encogido, descubrimos en el suelo numerosos cadáveres descuartizados y unas estanterías llenas de frascos de cristal. En cada uno de ellos pone un nombre, una edad y una profesión y al destaparlos son liberados gritos y gritos.
Sonia, veinte, camarera. Enrique, cuarenta y cinco, abogado. Rosario, sesenta, enfermera. Francisco, treinta y… ¡uy! Se oyen pasos aproximándose desde la entrada.
18 comentarios:
¡Terroríficos esos gritos enfrascados! Muy bueno.
Un abrazo.
La curiosidad mató al gato. Un ambiente muy sangriento, si.
Buena apuesta para el concurso, David.
Me gusta el ritmo preciso con que transcurre la historia y ese final que no deja imaginando el resto de la historia.
Un abrazo.
Sugiere más de lo que leemos. y eso que leemos mucho.
Vaya inquilinos...(yo vivo en un 4ºA, por cierto, pero no gritaré)
Saludos.
Inquietante. Me gusta mucho la manera tan elegante de terminar el micro. Y encima nos dejas ahí, a merced de esos pasos que se oyen.
Abrazos.
Qué quieres que te diga, yo no habría entrado en la casa. No se podía esperar nada bueno con tanto grito y tanta desaparición.
Buen relato de terror.
Abrazos a pares.
Digno del mejor género de terror. Me ha gustado mucho el final, esa descripción de las víctimas, esa enumeración de los propietarios de los gritos. El final abierto es espeluznante. Un abrazo.
David, un buen micro de terror para este concurso que me parece interesante, pues dentro de las cuatro paredes de una casa ocurren infinidad de historias. Es original y valoro como lo has resuelto. Espero que no te moleste, pero me sobra más de un "hemos", son continuados.
Un abrazo.
Nicolás, no sólo no me molesta sino que son las opiniones que más valoro, cuando de manera razonada se realiza una crítica.
En esta ocasión creo que sí, que algún "hemos" sobra y no me dí cuenta a tiempo.
Valga de aqui en adelante, no pretendo que este espacio se llene tan sólo de halagos y aplausos. Cuando no sea así y se tenga una opinión negativa o haya algo que mejorar, que se diga. Es el único camino para mejorar.
Gracias por tanto
Un saludo indio
Mitakuye Oyasin
Te quedo un micro estupendo. Releído Nicolás puede tener razón. Sólo hecho de menos que el ambiente sea un poco más opresivo; pero claro, eso lo dice alguien que no sería capaz de mejorarlo.
Me encantan los micros de horror y esta idea de gritos enfrascados fue de lo mejor. La prosa fluye y uno siente poco a poco los escalofríos y el terror acercándose. Buen micro y mucha suerte en el certamen. Nos leemos.
Te había perdido. Una vez encontrado, ya no te suelto.
Me gusta ese final, me van. Y todo el recorrido del micro para hacernos escuchar el motivo de esos gritos.
Besitos
Muy, muy bueno, de lo mejorcito que he leído últimamente, me ha encantado, y ese final con los pasos acercándose, genial. Lo bueno de este tipo de micros es que se crea una intriga en el lector, que quiere saber lo que pasa, por qué ocurre lo que ocurre, por qué nunca ven a nadie pese a los ruidos. Tan solo quitaría este gerundio: "desconociendo", lo usan mucho en el lenguaje judicial, sentencias, autos, sumarios, no es natural. Un microrrelato genial.
Fantástico y terrorrífico los gritos enfrascados. Y si te digo que yo también oigo pasos desde la puerta... Saludos
David:
Un relato para no leer en una noche tormentosa...
Fue bueno conocer tu nuevo espacio, espero que lo disfrutes.
Un abrazo.
HD
Jo, qué suspense, Indio. Pero también me ha recordado a esos botes con los que juegan los crios, que la hundir los dedos suenan pedos descomunales. En este caso en vez de ventosidades son gritos envasados. Muy original, David.
Abrazo de reencuentro.
Enhorabuena!!! Dos relatos fantásticos.
Besos desde el aire
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