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viernes, 7 de septiembre de 2012

Septiembre, vinos y leyendas


   
Pinturas murales de la tumba de Nakht dedicadas a la vendimia

 
   Existe una leyenda que dice que para evitar que los vinos se estropeen tras la vendimia, doncellas vírgenes y desnudas deberán pisar los racimos depositados en el lagar durante el mes de septiembre. Sólo sus pies descalzos y, bajo la luz de la luna llena, conferirán a los caldos mágicas propiedades. Los primeros de estos caldos se harán caer a una copa de oro que será ofrecida al duque de la comarca y éste, de trago, dará buena cuenta.
Advierte la leyenda que hace muchos, muchos años una de las doncellas mintió y el duque de entonces nada más finalizar el trago esperado cayó fulminado ante el clamor del pueblo.
Esta noche, una temporada más, preciosas y jóvenes doncellas desnudas venidas de tierras lejanas bailan frente al entusiasmado duque para su deleite. El pueblo engalanado aguarda expectante mientras un secretario se encarga de portar la copa de oro que generación tras generación recibe las gotas de esos primeros caldos afortunados.
De repente, la cara del noble palidece al descubrir entre las bailarinas una cara entre sábanas conocida.

11 comentarios:

Torcuato dijo...

Bonita leyenda.
¿Qué será lo que ha visto el conde?

Un abrazo, indio.

Laura dijo...

Pero qué será lo que ha visto este hombre entre sábanas ....me encantan los misterios ...¿acaso una bella doncella mentirosa que le hará caer fulminado...?.

Uy ¡cómo me gustan las leyendas?. ¿Tienes más?.

Un abrazo fuerte.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Tine un tono clásico de leyenda. Me gusta. Ahora, la producción de vino en estos tiempos iba a caer estrepitosamente :-).

P MPilaR dijo...

Ya estamos aquí, con las doncellas arriba y abajo.
¿A quién le cabe el honor de pisotear uvas para un excelente vino a posteriori?
La leyenda redime a la mujer. Menos mal.
Un saludo

Elena Casero dijo...

¿qué habrá visto el conde?
Me ha gustado mucho esa leyenda. Pensaba que ahora, aquí en mi aldea, están de vendimia. Conociendo al personal, casi preferiría no ser el conde, ni siquiera el alcalde.
¡menudas doncellas se ven por los alrededores¡

Saludos

Miguelángel Flores dijo...

Jejeje, yo no me lo bebería. O dejaría de usar sábanas. Con lo bien que va un ascensor...

Abrazos.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Muy bueno, David!

Como con los animales desde el campanario, hay costumbres que por muy ancestrales que sean, es mejor cambiarlas.

Un abrazo,

Puck dijo...

Me gusta ese final "una cara entre sábanas conocida", muy sutil jaja. Pobrecillo, quizás le de un infarto antes de probar el vino
saludillos

Luisa Hurtado González dijo...

Estoy con Miguelánguel. No se puede estar a todo: virgenes para la vendimia y virgenes para que se las vendimie. No se puede, porque pasa lo que pasa, y ahora ¿qué?, ¿va a beber o va a inventarse algunas excusa?

Elysa dijo...

Muy buena leyenda y muy buen final con esa doncella entre sábanas conocida.

Besitos

Trini Reina dijo...

las costumbres están para derribarlas.
Será la muerte esa doncella bajo la sábana?

Abrazos

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