De siempre los marineros se ven
atraídos por las sirenas y sus cantos. Tan rápido las oyen empiezan a
confundir las indicaciones de los astrolabios, pierden el rumbo, se enamoran.
Antaño, cuando el mar era infinito, era menos
peligroso surcar cada ola hacia tan dulces melodías. Pero el asfalto de la
gran ciudad ganó terreno. Y sin darnos cuenta entre nosotros habitan marineros atrapados
en el laberinto de rascacielos, desorientados por las luces fluorescentes. Llegaron
atraídos por cantos de sirenas desesperadas, sirenas sin escamas, de
ambulancias, coches de bomberos y policía. Da pena verles tras ellas, sin rumbo
definido.
Un globo aerostático sobrevuela Soria esta mañana
Hace 2 horas
5 comentarios:
Es triste, sobre todo cuando las sirenas de ciudad capturan a algún que otro marinero extraviado. Hermoso texto. Saludos
David, desolador escenario, a la par que emotivo por esa transición tan bien llevada de la antigüedad hasta nuestros días.
Siempre vamos detrás de imposibles, es nuestro sino.
Abrazos.
Un relato triste muy bien llevado.
De una tristeza que se mastica mientras se lee, David. Soberbio su entretejido de fantasía y realidad, con un ritmo y lenguaje perfectamente medidos.
Aplausos, caballero.
Un abrazo,
Este micro libera desde el principio una atmósfera de pura melancolía. Amor, marineros, sirenas.. ingredientes que gustan. Saludos
Publicar un comentario
Si tienes algo que decir, algo que opinar, algo que aportar, si te ha gustado, si te ha parecido aburrido, si tienes alguna queja, en definitiva si te ha sugerido algo, sólo tienes que comentar.
Si lo haces te doy las gracias, si prefieres callártelo, también te las doy.