Cuando, como cada tarde, regrese su padre, Irene subirá corriendo las escaleras hasta
llegar a su habitación. Se quitará los zapatos, la falda y los pendientes de su
madre que lleva puestos. Sin hacer mucho ruido, se meterá al armario para en
dos segundos, como por arte de magia, salir convertida en Pablo, el hijo modelo
de toda la vida.
10 comentarios:
Consigues que nuestra primera idea de la feminidad de Irene se desnude igual que ella... Bueno, en mi caso he releído tres veces el texto, así que ha sido como uno de esos libros de fotogramas en los que el paso del pulgar puede repetir varias veces la acción. Buen efecto.
Abrazos
David, una idea muy original, que esconde el drama de la hija que teme decepcionar a su padre, por la condición de mujer. No hace mucho, se consideraba un "fracaso" no tener hijos y sí hijas. Era una sociedad muy machista que por suerte se está reeducando.
Buen miro.
Abrazos.
Buen micro, y muy parecido a uno de los finalistas "Ojos que no ven la realidad" pero en sentido inverso. Creo sinceramente que este tuyo, también podría haber estado perfectamente en ese grupo de tres.
Un abrazo
Buen efecto. Me gusta la historia que cuentas a partir de esta frase.
Besitos
Original y duro.
Y contado con un ritmo que ya quisiera para mí.
Hay rituales que dan mucho miedo.
Saludos.
Triste tener que esconder lo que eres a quién se supone te quiere.
Besos desde el aire
Mi primmera reflexión fue igual que la de Rosa.
Has conseguido un micro muy bueno, a partir de la frase inicial, David. Goza de un ritmo excelente y tiene esa virtud de que su final imprevisto nos lleva a completar una historia distinta a la que veníamos leyendo.
Un abrazo,
Le has dado la vuelta a la salida del armario. Original.
Besos dobles.
Desde que te pintas la boca en vez de D. Juan... (Sabina)
Has conseguido engañarme con el principio. Te ha quedado un relato muy bueno. Es triste esconder quien es uno en realidad ante los ojos de quien mas quieres.
Un saludo David
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