Sonia detestó desde
bien pequeña la lluvia y se refugiaba siempre que las nubes hacían de las
suyas; sí le gustaron el sol y sobre todo los cuentos. Hace unos años se
creyó uno. – Confía en nosotros- le repitieron, – no seas tonta, todo el
mundo lo hace-. Pero lo blanco se tiñó de negro y lo dulce se convirtió en
amargo. Primero fueron amenazas que terminaron por cumplirse. El día en que
unos señores de traje negro fueron a por las llaves de su casa, llovía, y
mucho. Por eso se lanzó por la ventana con un paragüas. Para no mojarse.
6 comentarios:
Da repelús y angustia saber que la realidad supera esta ficción.
Abrazos solidarios.
Describes una escena terrorrífica de estos tiempos descargando la angustia sobre un paragüas y una lluvia que detesta la protagonista. Micro denuncia también. Saludos
Destaco tu capacidad para quitarle presión y angustia al micro valiéndote del recurso de la imagen final, David; porque creo que el mensaje cala igual de hondo y nos queda la pauta de tu oficio.
Un abrazo,
Durísimo, David, pero me gustó, porque creo que un blog tiene que servir para algo más que para engrandecer el ego de su creador.
Un fuerte abrazo.
HD
David, un microrrelato duro que va cogiendo cuerpo a medida que va creciendo, como el problema real que describes. Y es que hubo un tiempo que los bancos parecían regalar el dinero y hasta te obligaban a cogerlo, y muchos cayeron en el error.
Un abrazo.
Terrible el tema, y tremendo como lo describes. Lanzarse con paraguas porque no le gusta la lluvia aún duele más.
Otro.
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