Hace unos días cayó algo encima
de mi cabeza, se trataba de un globo de helio de los que se venden en las
ferias. Pensé en que sería simple casualidad, procedería de alguna fiesta de
pueblo cercana aunque lo extraño era que unido a él pendía la mano tierna de un
niño. Ayer otro globo de helio de los que se venden en las ferias, con su mano
tierna, volvió a golpear mi cabeza y esto ya no podía ser fruto del azar. Hoy
llevo todo el tiempo mirando al cielo. No dejo de pensar en esos niños sin
globos, sin manos.
4 comentarios:
Buf! durísimo este micro, ¡madre mía!
Si las circustancias de la vida hicieran que me cayera una mano atada a un globo...creo que correría por todas las calles con la mano y el globo buscando a su dueño...
Lo has contado de una forma mágica, en la que el hecho inverosimil cobra realidad apenas sin darme cuenta.
Gracias por tu apoyo, y feliz 2014 (sin globos, please :) !!!!
Creía que solo a iba a ser un micro tierno hasta que he visto caer del cielo no albóndigas, sino manos de niños!
Dura metáfora. Y, sin embargo, se palpa ternura.
Feliz 2014, David!
Micro según se mire duro y tierno, tierno y duro. Esconde más de lo que muestra, nos lleva como si nada a un terreno de niños sin globos, sin manos y qué sé yo sin qué más. Ahí queda. Saludos
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