Imagen de Elena Ramírez (Lena Diseño)
Sobresaltada, se incorpora y enciende la luz de la mesilla. Mira hacia la cuna y se le escapa un grito de terror: el bebé ha desaparecido. Una mano a su lado intenta tranquilizarla. Treinta años después aún cree que en verdad existió.
6 comentarios:
Desde luego que es una historia de terror. Los pelos como escarpias me ha puesto.
Abrazos consoladores.
A veces los vacíos ocupan tanto espació que es imposible negarlos.
Bien retratado gran jefe.
Me ha recordado a uno que escribí en el que la protagonista se despertaba al escuchar llantos de bebé.
Ya sé que no comentas por aquí pero sí en ENTC. Quizá lo intente por allí. Saludos desde tu tierra.
Buen final. Triste y casi paranoico. Saludos
Conciso y no sé decir si el final es menos o más cruel que el esperado.
Pobrecita. El cruel es el marido, que sabiendo de sus pesadillas, le colocó una cuna vacía para volverla un poco loca. Aiiinnnss ¡qué vida!. ;)
Besos desde mi domingo de solete.
Publicar un comentario
Si tienes algo que decir, algo que opinar, algo que aportar, si te ha gustado, si te ha parecido aburrido, si tienes alguna queja, en definitiva si te ha sugerido algo, sólo tienes que comentar.
Si lo haces te doy las gracias, si prefieres callártelo, también te las doy.