Tenía pendiente realizar una
entrada, a modo de reseña, del libro de microrrelatos que Mar Horno publicó
hace unos meses con Talentura.
De Mar por si alguno no lo sabe
diré que administra un blog, Maremotos y que ya es un referente actual en el género como demuestran sus
numerosos premios y galardones en concursos de prestigio: primer premio en el
certamen de La microbiblioteca Esteve Paluzie de Barberá del Vallés, doble
finalista anual en el concurso Relatos en Cadena de la Cadena Ser , Wonderland
de Ràdio 4 (RNE)…
Precipicios habitados, según
palabras de la autora se basan en que “todos
hemos pisado el borde del precipicio alguna vez, más aún, vivimos en él; por alguna razón,
nos encontramos con una situación límite, que nos atrapa y coloca en el filo,
en equilibrio, y nos quedamos balanceándonos y podemos dar un paso adelante o
dar un paso atrás o incluso mantenernos en esa inestabilidad, atrapados en un
círculo infinito de dudas".
Consta de 92 microrrelatos
divididos en dos partes: Gente al borde y La Realidad al borde. En
este punto y con osadía haré un pero
que quizá sea más una falta de capacidad mía aunque es algo que noto en algunos
libros de microrrelatos. No veo clara la distinción de sus partes y llego a la
conclusión de que si no está bien definida es mejor olvidarse de estas
clasificaciones.
Precipicios habitados reúne textos idóneos
para enseñar qué es un microrrelato, resultando tremendamente educativos e
instructivos: Bestias; Desquites; Cambiar
el mundo; Gente corriente; Perder la cabeza; Evolución; El mendigo; Los hombres
imaginarios; La partida; Morriña; Vuelos; La vida secreta de los ahogados;
Estrecheces; El acuerdo; Imaginaciones; Espejismos; Especies; Mi bebida
favorita; Hormigas de biblioteca…
Mar demuestra un gran dominio de
la narratividad; emplea un lenguaje sencillo, limpio, lo que puede llevar a
pensar que sea fácil cuando es todo lo contrario, me consta, cocinar un buen
micro puede llevar mucho tiempo, días, meses; en ellos hay tensión con inicio,
nudo y desenlace e intenta conmover, sorprender, impregnar una huella al
lector; mezcla realidad y fantasía con naturalidad, tanta, que no chirría esta
mezcla de mundos y hace alarde de una fantasía y creatividad inigualables.
Aplaudo este libro, animo a los
que todavía no lo han leído a que no esperan más.
Os dejo unos ejemplos:
Relato negro
Apareció en el bosque. Le
disparé, le corté el cuerno y lo enterré. Todo el mundo sabe que los unicornios
no existen.
Gente corriente
Río abajo pasa la gente
corriente: oficinistas con maletines, poetas sin éxito, obreros con monos de
trabajo, abuelos sin sueños, amas de casa con la compra, trabajadores sin
empleo, colegiales con mochilas, ladrones sin condena, mendigos con cartones de
vino. Pasan deprisa, apiñados, y, sin embargo, no se miran. Todos concentrados
en mantenerse a flote. Muchos se ahogan. A los otros, no parece importarles.
Unos pocos intentan agarrarse a algún tronco y salir de la torrentera,
imaginando que en la orilla, hay un mundo distinto. Al final, el caudal los
arrastra y los devuelve a la fila. Ya se sabe, baja mucha gente. Y la
corriente, es muy fuerte.
Espejismos
Estamos perdidos en el desierto.
Hace tiempo que abandonamos el jeep y comenzamos a caminar hacia el norte. Yo
creo que en círculos. Apenas quedan unas gotas de agua en la cantimplora. El
horizonte se ondula, flamea. Infinitas dunas doradas se extienden ante
nosotros. Mis hijos son dos serpientes ensortijadas en la arena y mi mujer, un
cactus enraizado junto a una roca. Extrañamente ahora me siento ligero,
arenisco, maleable. Un viento abrasador me agita y me va arrancando algunos
dedos, el pelo, mi nariz, una pierna, hasta que me siento montículo de polvo.
Creo que todo ha terminado. Por fin, alguien coge el desierto y lo dobla como
un mapa, con cuidado, por sus marcados pliegues. Lo guarda en el bolsillo. Allí
se está más fresco. Un oasis, como otro cualquiera.
5 comentarios:
Pues Daniel, por las tres muestras que nos has dejado el libro tiene que ser genial!!
Gracias por compartirlo.
;)
David, encontrar una reseña así de mi libro en microseñales de humo es un honor. Ha sido una sorpresa muy agradable, lo mejor de este martes casi resacoso después del puente. Y sí, estoy contigo, los libros de microrrelatos ni tienen que tener ni partes ni hilo conductor. Espero que lo hayas disfrutado y muchas gracias por haberme traído a tu casa. Un abrazo muy fuerte.
Muy bien, David, por traer a Mar y una muestra de sus Precipicios, que estoy leyendo poquito a poco para no precipitarme. Es una gran escritora y sus relatos son transparentes.
Ojo que no digo que un libro de micros no pueda, deba tener una estructura, una organización temática o del estilo, pero sí que cuando así sea esté bien definida.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Me encantan las reseñas David, y puedo decirte que esta reseña es tan clara y limpia como los micros de su autora. Yo lo voy leyendo a trocitos porque no quiero perderme nada por las prisas. Hay uno de un pintor.... ¡qué bonito!...espera que te digo el título: Ultimas pinceladas, en la primera parte ¡me encanta!, y olor de los viejos, me parece magistral.
Un beso David, ¡muy bonita reseña!
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