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lunes, 9 de diciembre de 2013

Precipicios habitados

Tenía pendiente realizar una entrada, a modo de reseña, del libro de microrrelatos que Mar Horno publicó hace unos meses con Talentura.



De Mar por si alguno no lo sabe diré que administra un blog, Maremotos y que ya es un referente actual en el género como demuestran sus numerosos premios y galardones en concursos de prestigio: primer premio en el certamen de La microbiblioteca Esteve Paluzie de Barberá del Vallés, doble finalista anual en el concurso Relatos en Cadena de la Cadena Ser, Wonderland de Ràdio 4 (RNE)…

Precipicios habitados, según palabras de la autora se basan en que “todos hemos pisado el borde del precipicio alguna vez, más aún, vivimos en él; por alguna razón, nos encontramos con una situación límite, que nos atrapa y coloca en el filo, en equilibrio, y nos quedamos balanceándonos y podemos dar un paso adelante o dar un paso atrás o incluso mantenernos en esa inestabilidad, atrapados en un círculo infinito de dudas".

Consta de 92 microrrelatos divididos en dos partes: Gente al borde y La Realidad al borde. En este punto y con osadía haré un pero que quizá sea más una falta de capacidad mía aunque es algo que noto en algunos libros de microrrelatos. No veo clara la distinción de sus partes y llego a la conclusión de que si no está bien definida es mejor olvidarse de estas clasificaciones.

Precipicios habitados reúne textos idóneos para enseñar qué es un microrrelato, resultando tremendamente educativos e instructivos: Bestias; Desquites; Cambiar el mundo; Gente corriente; Perder la cabeza; Evolución; El mendigo; Los hombres imaginarios; La partida; Morriña; Vuelos; La vida secreta de los ahogados; Estrecheces; El acuerdo; Imaginaciones; Espejismos; Especies; Mi bebida favorita; Hormigas de biblioteca…

Mar demuestra un gran dominio de la narratividad; emplea un lenguaje sencillo, limpio, lo que puede llevar a pensar que sea fácil cuando es todo lo contrario, me consta, cocinar un buen micro puede llevar mucho tiempo, días, meses; en ellos hay tensión con inicio, nudo y desenlace e intenta conmover, sorprender, impregnar una huella al lector; mezcla realidad y fantasía con naturalidad, tanta, que no chirría esta mezcla de mundos y hace alarde de una fantasía y creatividad inigualables.



Aplaudo este libro, animo a los que todavía no lo han leído a que no esperan más.

Os dejo unos ejemplos:

Relato negro
Apareció en el bosque. Le disparé, le corté el cuerno y lo enterré. Todo el mundo sabe que los unicornios no existen.

Gente corriente
Río abajo pasa la gente corriente: oficinistas con maletines, poetas sin éxito, obreros con monos de trabajo, abuelos sin sueños, amas de casa con la compra, trabajadores sin empleo, colegiales con mochilas, ladrones sin condena, mendigos con cartones de vino. Pasan deprisa, apiñados, y, sin embargo, no se miran. Todos concentrados en mantenerse a flote. Muchos se ahogan. A los otros, no parece importarles. Unos pocos intentan agarrarse a algún tronco y salir de la torrentera, imaginando que en la orilla, hay un mundo distinto. Al final, el caudal los arrastra y los devuelve a la fila. Ya se sabe, baja mucha gente. Y la corriente, es muy fuerte.
  
Espejismos
Estamos perdidos en el desierto. Hace tiempo que abandonamos el jeep y comenzamos a caminar hacia el norte. Yo creo que en círculos. Apenas quedan unas gotas de agua en la cantimplora. El horizonte se ondula, flamea. Infinitas dunas doradas se extienden ante nosotros. Mis hijos son dos serpientes ensortijadas en la arena y mi mujer, un cactus enraizado junto a una roca. Extrañamente ahora me siento ligero, arenisco, maleable. Un viento abrasador me agita y me va arrancando algunos dedos, el pelo, mi nariz, una pierna, hasta que me siento montículo de polvo. Creo que todo ha terminado. Por fin, alguien coge el desierto y lo dobla como un mapa, con cuidado, por sus marcados pliegues. Lo guarda en el bolsillo. Allí se está más fresco. Un oasis, como otro cualquiera.

5 comentarios:

Sandra Sánchez dijo...

Pues Daniel, por las tres muestras que nos has dejado el libro tiene que ser genial!!
Gracias por compartirlo.
;)

Mar Horno dijo...

David, encontrar una reseña así de mi libro en microseñales de humo es un honor. Ha sido una sorpresa muy agradable, lo mejor de este martes casi resacoso después del puente. Y sí, estoy contigo, los libros de microrrelatos ni tienen que tener ni partes ni hilo conductor. Espero que lo hayas disfrutado y muchas gracias por haberme traído a tu casa. Un abrazo muy fuerte.

Javier Ximens dijo...

Muy bien, David, por traer a Mar y una muestra de sus Precipicios, que estoy leyendo poquito a poco para no precipitarme. Es una gran escritora y sus relatos son transparentes.

David Moreno dijo...

Ojo que no digo que un libro de micros no pueda, deba tener una estructura, una organización temática o del estilo, pero sí que cuando así sea esté bien definida.

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Laura dijo...

Me encantan las reseñas David, y puedo decirte que esta reseña es tan clara y limpia como los micros de su autora. Yo lo voy leyendo a trocitos porque no quiero perderme nada por las prisas. Hay uno de un pintor.... ¡qué bonito!...espera que te digo el título: Ultimas pinceladas, en la primera parte ¡me encanta!, y olor de los viejos, me parece magistral.

Un beso David, ¡muy bonita reseña!

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