Desde La Esfera Cultural se propuso un concurso (aún hay plazo para participar hasta el 15 de agosto). En máximo 500 palabras escribir historias que ocurren en la portería de la C/ Bermúdez, 36. La portera es una 
travesti. En el quinto lleva olvidado un cadáver más de una año. La pareja del 
cuarto izquierda guarda un secreto a voces. En el ático vive un fantasma pero de 
los de verdad. La maruja del primero odia a la del tercero, pero está locamente 
enamorada de ella... en definitiva Historias de Portería.
Participo con un microrrelato, Envidias entrelazadas que ha sido preseleccionado.
ENVIDIAS ENTRELAZADAS
Mi edificio se sostiene en pie gracias a la colaboración 
de todos los vecinos. El sistema se diría que es involuntario pero resulta 
totalmente eficaz. O al menos, así lo creo. Se tratan de una serie de envidias 
entrelazadas que le confieren una fuerza y armonía nunca vistas. Por las 
mañanas, Laura, del 3ºA, sale de casa temprano para ir a trabajar. Además de un 
portazo acompaña su camino hasta el ascensor con un taconeo vigoroso que 
despierta a Rosa, la vecina de la planta inferior; ésta lejos de enojarse por 
tan poco cuidado, se asoma a la ventana para verla salir: admira sus esbeltas 
piernas y lo bien que le quedan las faldas cortas. Juan, vecino del 1ºB, sigue 
soltero muy a su pesar, aunque lo intenta de todas las maneras no encuentra a la 
media naranja con quien compartir su vida, por eso envidia al matrimonio del 
2ºC: han cumplido su primer aniversario y parecen felices. Desconoce que al 
marido, cada vez que baja al garaje y pasa al lado del deportivo que se compró 
hace poco Rogelio, del 4ºD, se le cae la baba y sueña más que nada en este mundo 
con el día en que pueda cambiar su coche de segunda mano por un descapotable 
igual. Rogelio por su parte, se queda embobado cuando ve a Rosa, la del 2ºA, 
lanzarle una pelota de goma a Puskas, su perro labrador: él no puede tener 
mascota en casa debido a que su mujer les tiene alergia. Y así de arriba abajo y 
de abajo arriba, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda estos lazos 
invisibles mantienen el edificio donde vivo en un extraño equilibrio. 
Yo 
quisiera ser piloto de avión como Luis, vecino del 3ºC; despertar junto a Eva, 
la mujer de Ramón, del 4ºB y ser tan joven como Arturo que vive en el 1ºD. Y me 
gustaría que se cumplieran aunque supusiera el derrumbe 
total.



 

 
 
 
3 comentarios:
Todo equilibrio es mucho más complejo de lo que parece a simple vista. Pero nos encanta simplificar. Muy bien tejido. Enhorabuena por la selección.
Si algo me gusta de este micro, Don David, es su verosimilitud. Una trama que -tirando de hilo del humor- se ajusta mucho más de lo que puede parecer al realismo duro.
Me alegro y le felicito por esa merecida preselección.
Un abrazo,
Mucha envidia hay por el mundo y por las comunidades de vecinos. Quién no ha sentido alguna vez la mirada amenazante de algún vecino, o quién no ha mirado a la vecina guapa del portal, o deseado el coche nuevo de los pijos de turno. Saludos
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