Desaparecido
Le obligaron a sentarse en el sofá, junto a sus zapatos, no es normal que vaya descalzo por cada habitación de la casa. Ni que lo primero que haga sea abrir el frigorífico y servirse una cerveza con unas rodajas de chorizo. Tampoco parece sensato aprovecharse de su debilidad y exigirles que le presten las llaves de la moto. No todo vale. Aunque se parece tanto, el mismo color dorado de pelo, la misma peca en la cara, su tono de voz. Seguirán pegando carteles, en cada muro de la ciudad, con la foto más reciente que tienen de su hijo. Van dos meses, trece días y siete horas.
Le obligaron a sentarse en el sofá, junto a sus zapatos, no es normal que vaya descalzo por cada habitación de la casa. Ni que lo primero que haga sea abrir el frigorífico y servirse una cerveza con unas rodajas de chorizo. Tampoco parece sensato aprovecharse de su debilidad y exigirles que le presten las llaves de la moto. No todo vale. Aunque se parece tanto, el mismo color dorado de pelo, la misma peca en la cara, su tono de voz. Seguirán pegando carteles, en cada muro de la ciudad, con la foto más reciente que tienen de su hijo. Van dos meses, trece días y siete horas.