Imagen tomada de la Red
La humanidad se había
salvado sin saberse en peligro. En un hogar de un recóndito rincón del planeta,
un niño no quería estudiar. Su padre insistía en que hiciera ya los deberes. El
niño enfadado que tira el libro de matemáticas al suelo. El libro que aplasta a
una araña. La araña que muere, siendo portadora del virus con la mutación que
lo convertía en el más mortífero que se hubiera conocido. El destino, tiene
estas cosas.
3 comentarios:
Según leía ví que el niño dejaba de ser el científico que podía llegar a ser (y que iba a ser malo, malísimo), y que eso nos libraba. Por eso la araña me pilló a contrapie.
Ja, ja. Qué frágil es todo...
Cuantas casualidades habrá que nos libran de males.
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