Imagen tomada de la Red
“Ungüentos
casi imposibles”, así se llamaba el chamán de la tribu india, el cual logró
manipular mentalmente a los codiciosos 314 aventureros españoles que habían
arribado a la región de Quivira, en Texas, hacia 1564. De ese modo, el general
conquistador Ginés del Pozo y su despiadada tropa no pudieron ver lo que de
verdad había: el pueblo nato de los Anazarok y las cuatro aldeas fabricadas
totalmente de oro, que ellos mismos custodiaban, se tornaron invisibles para
los, momentáneamente, distorsionados cerebros de aquellos europeos. La
estratagema del hechicero evitaría la inminente violación y saqueo de todas las
posesiones y terrenos más preciados de su gente ante aquellos extraños asesinos
blancos. Para los tergiversados ojos de los ya debilitados invasores
peninsulares, solamente existía desierto arenoso por los cuatro costados y
cualquier otra cosa era completamente imperceptible para ellos. El truco
telepático del nigromante indígena era de tanta precisión que ni siquiera
un residual espejismo se apareció en las cabezas de los expedicionarios
hispanos, los cuales se empezaron a marchar abatidos. Los mandos y los soldados
del Imperio pensaron la mayoría, según sus coordenadas cristianas, que allí no
estaban ni siquiera las ánimas de los nativos. Una vez se alejaron y
prosiguieron su viaje de vuelta hacia el Perú, los extranjeros recuperaron la
consciencia normal ya fuera del área de influencia de las poderosas órdenes
psíquicas del brujo. Toda la salvada tribu oriunda gritó de júbilo tras
el “fantasmal” engaño que les habían infringido.
6 comentarios:
Gracias Txus por participar. Suerte.
Si alguien quiere hacer un dibujo, ilustración de este microrrelato será bienvenida, si consigo que haya una para cada uno los podría añadir en el archivo pdf preparado con todos los micros presentados.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Muchas gracias, David, un saludo-----------Txus. ;-)
Un relato muy interesante y original,la mezcla de los descubridores y las artes de los brujos indios.
Espero ver alguna continuación,gracias por este buen micro relato.
Gracias a ti Manuel, por tu comentario hacia mi relato.
Un saludo---------Txus Iglesias
Un relato entretenido, que mezcla la conquista de El Dorado en Norteamérica con la brujería y el arte de los chamanes de las tribus indígenas. Te deja un buen sabor con ganas de saber como puede el relato continuar más.
Montse de Barcelona.
Gracias, Montse, por el comentario que envías desde Barcelona. Efectivamente Quivira o también Cíbola (siete ciudades) eran como un El Dorado en la parte Sur de los actuales E.E.U.U. ( mi relato tiene una de sus bases en todo eso) y era lo que en el siglo XVI buscaban los conquistadores españoles, tal como hicieron en Sudamérica, donde el mito dorado también allí cambiaba de nombre continuamente ( El Candire, El Paititi, etc,etc,etc) y a los pobres indígenas de toda América siempre les pilló en medio esa histórica búsqueda de la europea quimera áurea, ya que ingleses y alemanes también se sumaron con el tiempo a esa carrera desenfrenada ¿Una segunda parte del relato? Bueno, tal vez la escriba, para otra ocasión. ;-) Saludos------Txus Iglesias.
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