Asún Gárate Iguarán
LA SORPRESA
No dije que lo sabía por no
quitarle la ilusión de darme una sorpresa, pero yo sospeché desde el principio
lo que estaba tramando. Siempre fui más listo que ella.
Descubrí el cuándo, el dónde y el
porqué. Aunque admito que me sorprendió el cómo.
Yo había supuesto un veneno de
efecto lento disuelto en el café (las mujeres son aficionadas a ese método),
pero mi esposa (y en esto le alabo el gusto y se lo agradezco sinceramente)
decidió deshacerse de mí arrojándose por la ventana del salón.
Seguramente porque no me gusta el
café.
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